La sede principal
El Archivo Estatal de Nápoles tiene su sede en el antiguo monasterio benedictino de los Santos Severino y Sossio, en el corazón del casco antiguo de la ciudad. Su historia está ligada a la presencia de los benedictinos que, desde el siglo IX, habían fundado allí un cenobio donde en el año 902 trasladaron el cuerpo de San Severino y posteriormente las reliquias de San Sossio.
El complejo articulado se centra en cuatro atrios claustros, de los cuales tres abarcan espléndidos jardines, junto a la iglesia dedicada a los dos santos.
Uno de los monasterios, llamado Atrio del Platanus orientalis, constituye la parte más antigua del monasterio y toma su nombre del árbol, de especie oriental, así como la antigua arboleda de platanus que salpicaba la ínsula antes del asentamiento monástico, platanus orientalis que -según la leyenda- habría sido plantado por San Bendito.
El ciclo de frescos renacentistas que lo decora es el más completo de la ciudad y representa episodios de la vida del Santo. Fue terminado en 1515 por Antonio Solario llamado lo Zingaro “el gitano”.
El Primer Atrio corresponde a la entrada original en vico San Severino.
El segundo, llamado Atrio del Noviciado porque se daba a los alojamientos de los novicios, ve que se levantan, en las cuatro esquinas de su jardín interior, cuatro monumentales árboles de ficus.
De gran sugestión es el Atrio dei Marmi (de los Mármoles), iniciado en 1598 y completado en 1623, que representa la culminación del programa de renovación del monasterio, atestiguado por la grandiosidad de la planta arquitectónica y la presencia de una Teología, obra del escultor florentino Michelangelo Naccherino, ubicada en el centro de un vasto jardín.
De notable interés: el Capítulo de los monjes, hoy Sala Catasti- sala de los Registros de la Propiedad- con frescos por Belisario Corenzio a principios del siglo XVII con parábolas, figuras alegóricas y escenas del Evangelio; el antiguo Refectorio, ahora Sala Filangieri, con el gran fresco de la multiplicación de los panes y de los peces y la alegoría de la fundación de la Orden benedictina, también obra de Corenzio; la preciosa Sala Tasso, llamada así en memoria de la estancia del poeta en el monasterio, que alberga el precioso y famoso Código de Santa Marta.
Desde la Sala Tasso la vista da a un espacio verde, definido por las fuentes “jardín de los monjes” porque fue elegido como lugar de restauración por los cenobitas, actualmente plantado principalmente con cítricos.
En 1799 el monasterio fue destinado brevemente a la sede de la Academia de la Marina; en 1845 el Archivo Estatal se trasladó definitivamente al complejo monástico.
La estructura se adaptó a la nueva función de uso para la que se construyeron muebles de madera destinados a la conservación de la documentación. Además, de gran valor la Farmacia, caracterizada por estanterías con incrustaciones y un suelo precioso; la Biblioteca; la Sala Diplomática; el Salón de Archivos nobles; el Salón de la Regia Cámara de la Sumaria y la sede de la Escuela de Paleografía, Archivo y Diplomática.
El complejo articulado se centra en cuatro atrios claustros, de los cuales tres abarcan espléndidos jardines, junto a la iglesia dedicada a los dos santos.
Uno de los monasterios, llamado Atrio del Platanus orientalis, constituye la parte más antigua del monasterio y toma su nombre del árbol, de especie oriental, así como la antigua arboleda de platanus que salpicaba la ínsula antes del asentamiento monástico, platanus orientalis que -según la leyenda- habría sido plantado por San Bendito.
El ciclo de frescos renacentistas que lo decora es el más completo de la ciudad y representa episodios de la vida del Santo. Fue terminado en 1515 por Antonio Solario llamado lo Zingaro “el gitano”.
El Primer Atrio corresponde a la entrada original en vico San Severino.
El segundo, llamado Atrio del Noviciado porque se daba a los alojamientos de los novicios, ve que se levantan, en las cuatro esquinas de su jardín interior, cuatro monumentales árboles de ficus.
De gran sugestión es el Atrio dei Marmi (de los Mármoles), iniciado en 1598 y completado en 1623, que representa la culminación del programa de renovación del monasterio, atestiguado por la grandiosidad de la planta arquitectónica y la presencia de una Teología, obra del escultor florentino Michelangelo Naccherino, ubicada en el centro de un vasto jardín.
De notable interés: el Capítulo de los monjes, hoy Sala Catasti- sala de los Registros de la Propiedad- con frescos por Belisario Corenzio a principios del siglo XVII con parábolas, figuras alegóricas y escenas del Evangelio; el antiguo Refectorio, ahora Sala Filangieri, con el gran fresco de la multiplicación de los panes y de los peces y la alegoría de la fundación de la Orden benedictina, también obra de Corenzio; la preciosa Sala Tasso, llamada así en memoria de la estancia del poeta en el monasterio, que alberga el precioso y famoso Código de Santa Marta.
Desde la Sala Tasso la vista da a un espacio verde, definido por las fuentes “jardín de los monjes” porque fue elegido como lugar de restauración por los cenobitas, actualmente plantado principalmente con cítricos.
En 1799 el monasterio fue destinado brevemente a la sede de la Academia de la Marina; en 1845 el Archivo Estatal se trasladó definitivamente al complejo monástico.
La estructura se adaptó a la nueva función de uso para la que se construyeron muebles de madera destinados a la conservación de la documentación. Además, de gran valor la Farmacia, caracterizada por estanterías con incrustaciones y un suelo precioso; la Biblioteca; la Sala Diplomática; el Salón de Archivos nobles; el Salón de la Regia Cámara de la Sumaria y la sede de la Escuela de Paleografía, Archivo y Diplomática.